¿Te estás preguntando qué características debe tener un líder? Quizá hayas recibido un ascenso recientemente y estés afrontando el reto de ponerte al frente de un equipo de trabajadores. O es posible que te estés preparando para ocupar este tipo de puesto en tu nueva empresa.
Sea cual sea tu situación, si miras a un futuro en el cual ocupes un cargo de liderazgo, te resultará muy recomendable saber cuáles son las características que definen al buen líder.
Sigue leyendo para descubrir todos los rasgos que son necesarios para que un líder se diferencie de los demás y se transforme en un pilar de su empresa.
¿Qué vas a encontrar en este artículo?
- 1 Un líder tiene que ser innovador
- 2 Es fundamental saber comunicarse
- 3 Hay que adaptarse para sobrevivir y ser flexible
- 4 Un líder debe estar comprometido
- 5 Un alto nivel de resiliencia
- 6 Ser capaz de motivar e inspirar
- 7 Trabajo en equipo y capacidad para liderar
- 8 Un líder tiene que ser empático
- 9 Seguridad y optimismo
- 10 Es necesario demostrar determinación
- 11 Honestidad y transparencia en todo momento
- 12 Un buen líder favorece el desarrollo de su equipo
Un líder tiene que ser innovador
La innovación tiene que ser una de las energías principales que alimenten el motor de cualquier empresa. Y el líder es quien se ocupa de transmitirla.
Nunca hay que dejar de aprender ni de progresar profesionalmente y siempre es recomendable mantener un perfil abierto a los cambios y a la innovación.
De ello dependerá que la dirección de la empresa pueda adaptarse a las últimas tendencias y así mantenerse activa y competitiva en un entorno que está en un cambio constante.
Al mismo tiempo, ser un líder innovador te ayudará a estar siempre a la cabeza de las tendencias, de las mejoras y de los distintos progresos que se lleven a cabo en el mercado. Sé un ejemplo para todos tus empleados manteniéndote a la vanguardia y demostrando lo importante que es la innovación en el entorno del negocio.
Está claro que ser autodidacta es una buena cualidad para cualquier líder.
No obstante, si quieres acelerar al máximo tu aprendizaje, te recomendamos que veas esta guía para elegir el mejor curso de liderazgo online para ti. Hemos analizado cuidadosamente cada curso y los comparamos para ayudarte a decidir.
Es fundamental saber comunicarse
Nadie quiere estar bajo el liderazgo de una persona que tiene malas dotes comunicativas, que no se expresa de forma adecuada o que no habla con los miembros de su equipo.
En un buen líder se busca exactamente lo opuesto a todo esto. Si quieres aprender a liderar tienes que comunicarte de forma adecuada.
Eso significa hablar claramente, dar instrucciones que todo el mundo pueda entender y establecer una serie de iniciativas de comunicación con las que el equipo se encuentre a gusto. Pero, a la vez, lo que implica ser un buen comunicador es saber escuchar. Tienes que mantenerte activo en la escucha para que tus trabajadores sepan que pueden confiar en ti cuando tengan algún tipo de problema o necesidad.
Hay que adaptarse para sobrevivir y ser flexible
La capacidad de adaptación es distinta a la facultad de innovación. Es algo que está más en la línea de la flexibilidad para poder superar situaciones problemáticas.
Si eres adaptable y flexible, no tendrás que preocuparte de nada en ningún momento, ni siquiera cuando las cosas se tuercen de forma inesperada.
Piensa en la situación en la que, por ejemplo, un cliente cancela un trabajo del cual la empresa depende para alcanzar sus objetivos financieros. En ese momento, la capacidad de adaptabilidad del líder y su eficacia para ser flexible, ayudará a que se pueda digerir el golpe encontrando un plan B con el cual la empresa pueda seguir trabajando sin sufrir un vuelco en su planificación.
Un buen líder se adapta al instante, analiza la situación y encuentra la manera de ponerlo todo en orden para que el equipo no se tenga que preocupar de nada.
Un líder debe estar comprometido
Se sabe que los buenos líderes, los CEO de mayor reputación, están tan integrados en el ADN de la empresa, que la viven en su propia piel durante las 24 horas.
Eso también implica tener un compromiso que va más allá de lo humanamente razonable.
Porque un buen líder se comprometerá con su negocio y hará todo lo que esté en su mano para llevarlo hacia el éxito, incluso en aquellos momentos en los que todo parezca gris o se hayan sufrido algunos varapalos que hayan reducido el ánimo de la plantilla.
El líder tiene ese tipo de compromiso que le lleva a estar dentro del barco hasta en los peores momentos, incluso cuando este se está hundiendo. No huye, no abandona y no se deja amilanar por las situaciones que se puedan producir. Ese compromiso es contagioso.
Lo que consigue es dar confianza a su plantilla y que así todos los empleados remen a una para intentar beneficiar a la empresa. Un líder comprometido siempre da lo mejor de sí mismo, tanto cuando todo va bien, como cuando va mal.
Un alto nivel de resiliencia
La resiliencia es una palabra que tiene mucha relación con lo que comentábamos antes de la capacidad de adaptación. En cierto modo, son aspectos que van de la mano.
La resiliencia, no obstante, define de una forma más acertada el perfil que tiene el líder para seguir hacia adelante incluso cuando la situación se ha encontrado con un obstáculo que parece infranqueable.
En vez de dejarse llevar por el pesimismo y bajar el ritmo de productividad, lo que hace el líder resiliente es no cesar en su intento de salvar la situación y buscar una solución a lo que haya ocurrido. Eso sirve de ejemplo para todos los trabajadores y ayuda a transmitir y generar un sentimiento de confianza que se ocupará de darle una segunda oportunidad al negocio.
El líder que destaca por su resiliencia no deja que nada le impida continuar dando lo mejor de sí mismo y le coloca en primer plano en relación a lo que hay que hacer para superar problemas. Hasta cuando haya desánimo, cansancio o estrés, este tipo de líder seguirá delante de la misma manera en la que lo hacía antes de que la situación se torciera.
Ser capaz de motivar e inspirar
La persona que se encuentra al frente de la empresa es la que transmite motivación e inspira a los trabajadores a superarse y continuar haciendo un gran esfuerzo.
Por lo tanto, es necesario que se trate de una persona que tiene facultades para poner en marcha al equipo y extender un sentimiento de autosuperación que hará que todo el mundo se esfuerce y alcance sus mejores resultados.
Para que se puedan transmitir estos sentimientos, el líder tiene que ser apasionado, representar todos los valores de la empresa y servir de ejemplo a quienes se fijen en él.
También se debe tratar de una persona honesta y cuya personalidad le ayude a generar un sentimiento de admiración entre quienes trabajen con él. Pero, aun así, no hay que olvidar factores valiosos, como su capacidad para escuchar, trabajar en equipo y estar al mismo nivel que sus empleados para acompañarlos en cada uno de sus retos.
Trabajo en equipo y capacidad para liderar
El líder no puede ser un lobo solitario. Tiene que saber congeniar con su equipo y trabajar como una piña para alcanzar los objetivos que se haya planteado la empresa. Esto es algo que remarcan en la gran mayoría de cursos de liderazgo para empresas, dada su importancia
Es necesario que esa capacidad se materialice en un liderazgo que haga que todos los engranajes del negocio funcionen de forma correcta.
Tiene que ser capaz de garantizar que el equipo sea como un reloj suizo, preciso, eficiente, que nunca falla. El líder es quien se ocupa de todo eso y quien adopta la responsabilidad de echarse la empresa a su espalda para ser quien haga que todo funcione y se alcance el éxito.
Pero, en todo momento, el buen líder sabe que necesita a sus empleados, a su equipo, hasta a la persona que parezca tener un trabajo menos importante. Todos cuentan, todos suman. Esto es algo que el equipo, por su lado, también aprecia y que ayuda a reforzar el valor de tener un líder en el que puedas confiar y que sepas que está liderando de la mejor manera posible.
Un líder tiene que ser empático
Empático, pero firme. El mejor líder es el que tiene corazón y que sabe ver más allá de los números y las cifras que tiene la empresa dentro de sus objetivos.
Se trata de una persona que conecta con sus empleados gracias a la inteligencia emocional y que los acompaña en su camino hacia el éxito, porque es importante que todos los individuos que forman parte de una empresa se sientan a gusto.
Esta empatía ayuda a que se puedan alcanzar los objetivos sabiendo que todos los miembros de la plantilla estarán en un buen estado de salud, tanto física como mental. La empatía abre muchas puertas y, ante todo, lo que hace es evitar que se cierren otras.
Una decisión empática en un momento crítico y los ánimos del equipo de trabajo pueden aumentar de forma significativa. Por ello, nunca hay que dejar de lado la empatía y la importancia de ver al empleado como una persona y no solo como un trabajador.
Pero, eso sí, como decíamos, con firmeza, para que esa empatía no se convierta en debilidad o en un aspecto del que algunas personas se puedan aprovechar.
Seguridad y optimismo
Estas son dos cualidades que ayudan a que los líderes despierten sentimientos muy positivos entre los empleados que están a su cargo.
En todo momento hay que mostrar seguridad y confianza, incluso en esas situaciones que se dan antes o después en las que las malas noticias son habituales.
Un buen líder transmitirá esa seguridad a sus empleados y compañeros y hará que todo el mundo se sienta mejor, porque no hay nada más recomendable que una empresa donde sus profesionales trabajan con seguridad y tranquilidad.
Al mismo tiempo, también es necesario que el líder sea optimista dentro de un límite objetivo respecto a la situación que se viva en el día a día. Hay momentos en los que las personas pueden decantarse por un sentimiento pesimista u optimista, por lo que el buen líder siempre estará en el segundo grupo.
Ese optimismo se contagia rápidamente y beneficia a que los empleados también lo sientan, lo que ayuda a que se puedan solucionar hasta los momentos más complicados.
Es necesario demostrar determinación
En el mundo de los negocios, los débiles no suelen llegar lejos. Hay que ser fuertes y tener una gran determinación.
A nadie le gusta tener un jefe que no define bien sus objetivos, que se sigue del camino que se ha trazado para alcanzar unos resultados o que baja el ritmo en cuanto la situación se complica.
Pero, en contraposición a esto, todo el mundo se sienta lleno de espíritu renovado en el momento en el que ve cómo su líder es el primero que se remanga para hacer el trabajo y al que no le importa nada el esfuerzo que tenga que hacer para cumplir sus objetivos.
Como en una batalla, el líder será el que esté delante de las tropas animándolas al combate y también será el primero que dará la cara en el momento en el que comience el combate. Los demás se reflejarán en él y darán todo lo que puedan de sí mismos para cumplir con esa determinación y sentir los mismos objetivos y deseos.
La determinación de un líder, como ocurre en el mundo del deporte con el capitán que se deja la piel sobre el campo, es lo que puede darle la vuelta a la tortilla en una situación complicada. Como líder, nunca pierdas de vista tu objetivo ni cambies de planes, lucha para conseguir aquello que quieres y quienes estén a tu lado también lo harán.
Honestidad y transparencia en todo momento
La honestidad es un factor que beneficia a que se puedan reforzar muchas de las características de las que hemos hablado a lo largo de este texto.
Si eres un líder honesto, obtendrás puntos que harán que tus empleados te admiren en otros muchos aspectos del día a día.
Pero, por supuesto, tienes que ser un líder honesto e inteligente, sabiendo en todo momento cómo compartir esa honestidad y transparencia ante los miembros del equipo. Ten tacto cuando haya que ser transparentes y no ocultes nada, pero hazlo de manera que se pueda continuar trabajando para un objetivo común.
Ser transparentes y no ocultar, por ejemplo, que un cliente no ha estado contento con un trabajo o que las cuentas no están cumpliendo los objetivos, puede ayudar a que el equipo se esfuerce más y se apoye en tu optimismo, determinación y demás rasgos de los que hemos hablado, para superar la adversidad.
Un buen líder favorece el desarrollo de su equipo
Algo que se ha podido comprobar en los últimos años es que los líderes que piensan en el desarrollo personal de su equipo acaban llegando más lejos.
Eso también acaba favoreciendo a las empresas y creando una oportunidad para que todo el mundo pueda disfrutar de una vida más satisfactoria.
Este tipo de líder es el que fomenta que sus empleados desarrollen nuevos talentos y habilidades y que flexibiliza la jornada para que puedan, por ejemplo, hacer cursos con los que obtener más conocimientos.
El propio líder también fomenta este desarrollo personal por sí mismo, ya sea asistiendo a convenciones, participando en formaciones adicionales o evolucionando al abrirse a nuevos desafíos y capacidades de aprendizaje.